Gianna Woodruff voló en el Estadio Nacional de Japón. La aleta panameña se impuso en su serie de semifinales de los 400 metros vallas femeninos del Mundial de Atletismo 2025 destrozando el récord sudamericano con un tiempo de 52.66 segundos.
Woodruff rebajó en más de un segundo el anterior récord, que también estaba en sus manos. Eran los 53.69 que marcó hace tres años en las semifinales del Mundial de Oregón 2022.
Para poner en contexto la magnitud de Woodruff a nivel de Sudamérica, según datos de World Athletics, las 25 mejores marcas de la región en esta prueba son de la vallista panameña, que este año ya había bajado en dos ocasiones de los 54 segundos.
«Mi entrenador me ha dicho, ‘Deja de tener miedo. Deja de jugar’. Y eso es lo que he hecho. 52.66 segundos es un territorio nuevo», aseguró Gianna Woodruff después de la carrera». «Coincidir en semifinales con todas estas chicas de mi grupo de entrenamiento me ha hecho sentir como que estaba en un entreno».
«No necesito hacer nada diferente. Solo mantener alta la adrenalina y luchar por una medalla», añadió, poniendo ya la mira en la final del próximo viernes 19.
Entre esas compañeras de trabajo está la estadounidense Dalilah Muhammad, que será una de las princapales apirantes a medalla. Son grandes amigas, pero en la final serán rivales.
«He aprendido mucho de entrenar con Dalilah Muhammad. Somos amigas desde hace casi 10 años. Empezamos como compañeroas de entrenamientos, pero después me tomó bajo su ala», confesó Woodruff. «Es como una hermana mayor para mí. Es una leyenda viva del atletismo y quiero recordarla así.
En una carrera perfecta, Gianna Woodruff lideró la serie en todos los parciales para meterse en la final con el segundo mejor tiempo entre las ocho clasificadas. La panameña solo se vio superada por la gran favorita al oro, la neerlandesa Femke Bol, doble medallista olímpica y vigente campeona del mundo en esta prueba.
«Gianna (Woodruff) corrió impresionante en la primera serie y eso me dio más ganas para mi carrera», admitió Bol. «La ventaja para mí era tener a Dalilah (Muhammad) en la calle siete, así que he podido verla durante toda la carrera».